Señala el colegiado falta contra el Sport dentro del área por retener el saque nuestro portero durante más de 5 segundos. Mientras cuenta los pasos para colocar la barrera, a 1 metro escaso de la línea de puerta, le pregunto “¿Cuánto tiempo queda?” Al principio ni me mira, pero insisto, “Perdón árbrito ¿Cuánto queda para el final?" Levanta los ojos del suelo, en ese momento me fijo que está temblando y me responde: “ci,ci,cinco… mi, minutos”. ¿Temblado y tartamudeando? ¡Estama asustado, acojonado! Le había escuchado… hablar antes y no tartamudeado, un hombre de más de 50 años, que viene a pitarnos un partido, estaba acojonado.
Llevo todo el fin de semana con este hombre en la cabeza. No hizo un arbitraje peor que otros anteriores, ni es el peor árbitro que he visto. Más bien diría que fue lo habitual. Sin embargo, cinco o diez minutos antes, tras una jugada de los más intrascendente, señala un falta a unos 5 metros del borde del área grande. El jugardor con el número 18 del Trox protestó de forma reiterada, tampoco de una forma escandalosa o gritando, muy pesada e insistente, la verdad. Tarjeta amarilla, le dice algo más, y roja, a la calle, pero al jugador se le va la píldora y le da un empujón al árbitro. Nos acercamos varios jugadores de ambos equipos, por si la cosa iba a más, se marcha el jugador acompañado por algún compañero de su equipo y, cuando parece que todo se queda ahí, varios jugadores del Trox siguen recliminándole la acción. Perpelejo, me alejo del lugar, observo y escucho al número 18, que sigue chillándo e insultando al árbitro desde el banquillo. Le digo “chico, tranquilízate que te va a oir y te caerán varios partidos”. Me responde “¿Y a ti que te pasa? ¿Estás tonto o qué, me he metido contigo?”. Agacho la cabeza y me voy hacia mi portero, pero oigo sin querer escuchar, que me sigue diciendo cosas. El delantero que estoy marcando todo el partido me dice: “No te des mal, que le ha puesto muy nerviso el árbitro”.
Cuando acaba el partido me quedo en el campo con los algunos de los padres de los benjamines que jugaban después de nosotros. Cuando llego al vesturio veo llegar a un jugador del Trox que dice “va a poner que nos ha expulsado a cuatro, el cabrón”. Salgo después de ducharme y me encuentro a otro jugador de Trox ya cambiado. “¿Ha pasado algo al final que me haya perdido?”, le pregunto, “Este árbitro te pone muy nervioso y algunos compañeros han perdido el control” responde.
Cuando llego a almorzar le pregunto a nuestro capitán “¿Llevas el acta? Por leer lo que ha puesto el árbitro”. “No ha puesto nada, que mandará un anexo. Le han increpado al terminar el partido miestras iba al vestuario y alguno le ha debido decir algo ya dentro. Que lo mandará a Federación en un anexo a parte” me responde.
Algunos jugadores protestan al árbritro desde el minuto uno, aunque no pase nada. Parecemos gente frustada, amargada e infeliz que encuentra desahogo en el partido del sábado por la mañana metiéndonos con el colegiado. Le hablamos, le gritamos, le chillamos, le exgimos que lo vea todo, siempre pita en contra nuestra y es malo o muy malo. No entendemos que vea o no vea una jugada, o no la ha visto o dejado de ver porque no se mueve del centro del campo. Es un impresentable que viene a cobrar y fastidiarnos la mañana… ¡a nosotros!, que madrugamos o trasnochamos y venimos a los partidos a pasárnolo bien. ¡Qué cabrón! ¡Si se hizo árbitro porque no sabía pasar el balón! No sé cómo se pueden quejar de nuestras protestas si es lo mínimo que les puede pasar. Se lo merecen. ¿Tengo o no tengo razón? Total si me expulsa me da igual, iré a jugar igualmente, aunque me metan 10 partidos de sanción. Me pone nervioso el joputa hasta mientras escribo, voy a mear y que se me pase para seguir escribiendo, no sea que le meta a través de la pantalla, mecagüen…
(Psssssssssssss, 1 minuto de meada y me he tranqulizado).
Pienso que nos sale muy barato meternos con el árbitro y cagarnos en sus muelas, 1 ó 2 partidos y 0 euros. Habría que cambiar el sistema de sanciones: por expulsión o expresión de menosprecio al árbitro 60 euros de sanción, multiplicando por dos la cifra por reincidir. Ni un partido sin jugar: los dos próximos ¡a arbitrar! Y en Tercera Regional o Laboral y a ser posible en un pueblo a no menos de 50 Kms. de la capital.
Cuando armas un lio de este calibre parece que todo lo paga el jugador y, como máximo, tu propio equipo, pero ¿Y ahora qué? Si es cierto que ha expulsado a cuatro jugadores del Trox y alguno más se ha pasado ¿Contra quién jugará el Universidad?
Llevo todo el fin de semana con este hombre en la cabeza. No hizo un arbitraje peor que otros anteriores, ni es el peor árbitro que he visto. Más bien diría que fue lo habitual. Sin embargo, cinco o diez minutos antes, tras una jugada de los más intrascendente, señala un falta a unos 5 metros del borde del área grande. El jugardor con el número 18 del Trox protestó de forma reiterada, tampoco de una forma escandalosa o gritando, muy pesada e insistente, la verdad. Tarjeta amarilla, le dice algo más, y roja, a la calle, pero al jugador se le va la píldora y le da un empujón al árbitro. Nos acercamos varios jugadores de ambos equipos, por si la cosa iba a más, se marcha el jugador acompañado por algún compañero de su equipo y, cuando parece que todo se queda ahí, varios jugadores del Trox siguen recliminándole la acción. Perpelejo, me alejo del lugar, observo y escucho al número 18, que sigue chillándo e insultando al árbitro desde el banquillo. Le digo “chico, tranquilízate que te va a oir y te caerán varios partidos”. Me responde “¿Y a ti que te pasa? ¿Estás tonto o qué, me he metido contigo?”. Agacho la cabeza y me voy hacia mi portero, pero oigo sin querer escuchar, que me sigue diciendo cosas. El delantero que estoy marcando todo el partido me dice: “No te des mal, que le ha puesto muy nerviso el árbitro”.
Cuando acaba el partido me quedo en el campo con los algunos de los padres de los benjamines que jugaban después de nosotros. Cuando llego al vesturio veo llegar a un jugador del Trox que dice “va a poner que nos ha expulsado a cuatro, el cabrón”. Salgo después de ducharme y me encuentro a otro jugador de Trox ya cambiado. “¿Ha pasado algo al final que me haya perdido?”, le pregunto, “Este árbitro te pone muy nervioso y algunos compañeros han perdido el control” responde.
Cuando llego a almorzar le pregunto a nuestro capitán “¿Llevas el acta? Por leer lo que ha puesto el árbitro”. “No ha puesto nada, que mandará un anexo. Le han increpado al terminar el partido miestras iba al vestuario y alguno le ha debido decir algo ya dentro. Que lo mandará a Federación en un anexo a parte” me responde.
Algunos jugadores protestan al árbritro desde el minuto uno, aunque no pase nada. Parecemos gente frustada, amargada e infeliz que encuentra desahogo en el partido del sábado por la mañana metiéndonos con el colegiado. Le hablamos, le gritamos, le chillamos, le exgimos que lo vea todo, siempre pita en contra nuestra y es malo o muy malo. No entendemos que vea o no vea una jugada, o no la ha visto o dejado de ver porque no se mueve del centro del campo. Es un impresentable que viene a cobrar y fastidiarnos la mañana… ¡a nosotros!, que madrugamos o trasnochamos y venimos a los partidos a pasárnolo bien. ¡Qué cabrón! ¡Si se hizo árbitro porque no sabía pasar el balón! No sé cómo se pueden quejar de nuestras protestas si es lo mínimo que les puede pasar. Se lo merecen. ¿Tengo o no tengo razón? Total si me expulsa me da igual, iré a jugar igualmente, aunque me metan 10 partidos de sanción. Me pone nervioso el joputa hasta mientras escribo, voy a mear y que se me pase para seguir escribiendo, no sea que le meta a través de la pantalla, mecagüen…
(Psssssssssssss, 1 minuto de meada y me he tranqulizado).
Pienso que nos sale muy barato meternos con el árbitro y cagarnos en sus muelas, 1 ó 2 partidos y 0 euros. Habría que cambiar el sistema de sanciones: por expulsión o expresión de menosprecio al árbitro 60 euros de sanción, multiplicando por dos la cifra por reincidir. Ni un partido sin jugar: los dos próximos ¡a arbitrar! Y en Tercera Regional o Laboral y a ser posible en un pueblo a no menos de 50 Kms. de la capital.
Cuando armas un lio de este calibre parece que todo lo paga el jugador y, como máximo, tu propio equipo, pero ¿Y ahora qué? Si es cierto que ha expulsado a cuatro jugadores del Trox y alguno más se ha pasado ¿Contra quién jugará el Universidad?
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